domingo, 9 de agosto de 2009

II Ruta nocturna.






La luna se hizo esperar, aun así el grupo de unos cincuenta senderistas emprendimos la II ruta nocturna antes de las diez de la noche.





El camino se antojaba arduo, pedregoso y con subidas y bajadas características de estas tierras, pero merecía la pena volver a sumergirse en el campo, en la oscuridad de la noche, al sólo abrigo de las luces difuminadas de las linternas, pues la luna aún no había hecho acto de presencia.
La ruta continuaba por antiguos caminos, donde en otros tiempos otros lo utilizaban para otros menesteres.

Las estrellas brillaban en el cielo y las constelaciones se hacían aún más palpable en lo alto de la montaña.


La atención por parte de la organización de la ruta fue destacable, con un avituallamiento en mitad de la ruta, en los dominios de un mítico personaje lugareño, donde nos ofrecieron fruta fresca y agua para mitigar el cansancio de los participantes. El esfuerzo fue considerable, no en vano se trataba de una ruta calificada de nivel medio-alto pero todos terminamos satisfechos con mayor o menor esfuerzo. Al final del camino exhaustos y polvorientos pudimos observar tan de cerca y a la oscuridad de la noche la majestuosidad del castillo, iluminado acertadamente, parecía que nos recibía al abrigo de sus murallas fue la mejor fotografía, aunque mi máquina no pudiera captarlo.